Para la base:
- Prepara la masa: En un bol grande, mezcla la harina y el azúcar. Añade la mantequilla fría y desmenúzala con los dedos hasta obtener una textura arenosa.
- Añade la yema y el agua: Agrega la yema de huevo y el agua fría poco a poco, mezclando hasta formar una masa. Envuélvela en plástico y déjala reposar en la nevera por 20 minutos.
- Hornea la base: Extiende la masa sobre una superficie enharinada y colócala en un molde para tartas. Pincha el fondo con un tenedor y hornea a 180°C (350°F) por 15-20 minutos o hasta que esté dorada. Deja enfriar completamente.
Para la crema pastelera:
- Calienta la leche: En una cacerola, calienta la leche con la vainilla hasta que esté a punto de hervir.
- Bate las yemas: En un bol aparte, bate las yemas con el azúcar y la maicena hasta obtener una mezcla suave.
- Mezcla y cocina: Vierte lentamente la leche caliente sobre la mezcla de yemas, batiendo constantemente para evitar que las yemas se cuajen. Devuelve la mezcla a la cacerola y cocina a fuego lento, removiendo hasta que espese. Retira del fuego y deja enfriar.
Para armar la tarta:
- Rellena la base: Una vez que la base y la crema estén frías, vierte la crema pastelera sobre la base.
- Decora con las frutas: Coloca las frutas frescas de manera decorativa sobre la crema. Podés hacer patrones o simplemente ponerlas al azar, pero que quede bien colorida.
- Agrega brillo: Si querés darle un toque brillante, pincela las frutas con brillo para tartas o con mermelada de albaricoque diluida en un poquito de agua.