Metodo
Chemex
Cantidad
1 persona
Molienda
Media
Tiempo
4 minutos
Preparación
Caliente el agua:
Como cuando vas a hacer un sancocho, calentá el agua hasta que esté casi hirviendo, pero sin dejarla que se desboque. Aproximadamente a 90-95°C, para los que tienen termómetro, o si no, pues cuando empiece a hacer chisporroteo.
Prepará el filtro:
Agarrá uno de esos filtros especiales para la Chemex, ponlo en forma de cono y dale una enjuagadita con el agua caliente para quitarle lo insípido y de paso calentar la Chemex.
Eche el café molido:
Tomá ese café que tienes, molido medio, ni muy grueso ni muy fino, como la arena de río, y echalo en el filtro. Unos 30-40 gramos por cada 500 ml de agua estaría bien berraco.
La mojada inicial:
Echale un poquito de agua al café, apenas para mojarlo y que se hinche. Eso le llaman “bloom” y es para que el café suelte los gases y se empiece a preparar para la fiesta.
Vierte el agua:
Ahora sí, comenzá a echarle el resto del agua poco a poco, en círculos, como bailando un bambuco, para que el agua pase parejo por el café.
¡Listo el tinto!:
Esperá a que toda el agua se haya filtrado y caiga como una cascada tranquila. Eso te va a tomar unos minutos, así que tené paciencia.
Historia
La Chemex, es una joya del diseño y la cafetería, un invento que parece más arte que utensilio de cocina. La historia comienza en 1941, cuando el químico Dr. Peter Schlumbohm lo sacó del sombrero. Este parcero, que tenía más de 300 patentes a su nombre, quería hacer algo simple pero elegante para colar café. Y ¿qué creés? ¡La pegó con la Chemex!
La forma de la Chemex es como la de un reloj de arena, toda estilizada, hecha en vidrio no poroso para que no agarre sabores y los filtros son más gruesos que el papel de diario que usábamos pa’ envolver los aguacates, ¿te acordás? Eso es para que el café salga más puro y limpio, sin tanta amargura ni residuos, como un río de montaña que baja clarito después de llover.
La belleza de la Chemex está en su simplicidad, no necesitás ser un científico ni tener un montón de herramientas. Solo ponés el café, echás agua caliente, y ¡zaz! El tinto se va filtrando lentico pero seguro. Y así como los paisas llevamos el amor por el café en la sangre, la Chemex es una forma de honrar ese ritual, de hacer de cada sorbo un homenaje a los cafetales y a la berraquera de nuestra gente.
¿Viste qué elegante se ve? Es como vestirse de domingo para ir a la misa de las 7.